La incorporación de la tecnología en todas las esferas de la sociedad, incluyendo la educación,
está generando nuevas formas de socialización, nuevas definiciones de la identidad individual y
colectiva. Estas nuevas tecnologías, con la circulación de la imagen y de la palabra, los
dispositivos multitudinaria y el desarrollo formidable de las redes telemáticas, han permitido entrar a la
humanidad en la era de la información y la comunicación universal, eliminando las distancias y
fomentando las relaciones internacionales y una concepción global del mundo.
En el ámbito educativo esta situación supone hacer frente al gran desafío de la innovación
conceptual y tecnológica generándose una enorme oferta de modelos educativos no
convencionales: desde los sistemas escolarizados que han incorporado el uso de algún medio
tecnológico, hasta las universidades virtuales que ofrecen planes de estudio en línea y que utilizan
tecnología de manera cotidiana, pasando por los sistemas de educación abierta que han venido
trabajando desde hace varias décadas con modelos de enseñanza flexibles y alternativos.
En este contexto, resulta imperativo que los programas educativos que utilizan tecnologías
avanzadas, incorporen de manera sistemática las aportaciones derivadas de la ciencia cognitiva en
general, y de la Psicología Instruccional en particular.
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